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Reseña
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Soy cliente habitual de este establecimiento y solo puedo hablar maravillas. Me encanta pedir una ración de calamares y comerlos en su terraza con vistas al jardín, da tranquilidad dejar a los niños correr cogiendo flores o jugar en los columpios mientras los adultos disfrutamos de una copa de vino. En cuanto a la comida, siempre original y siempre exquisita. Tienen la habilidad de darte de comer por 20€ un menú con vino que bien valdría 35. Con un toque de cocina, una elaboración y un cariño que lo hacen único. Las vainas, arroces, rape, solomillo... es que lo bordan. Y de poste recomiendo, siempre que lo tengan, la torrija o el coulant de chocolate. Hasta el vino es exquisito, lo cual es u...