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Reseña
★
Un lunes a las nueve de la noche fuimos guiados por la pizarra instalada en la calle Llana que prometió tapas caseras y buen vino, así como una zona Wi-Fi. Nada resultó ser cierto. Con mucho esfuerzo tenemos una mala cubierta de queso. Los patronos y el dueño nos susurraban y se reían. Al día siguiente el tablero que promete tapas caseras sigue ahí. Una vergüenza no tener un pedazo de tiza a mano para corregirlo.