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Reseña
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Qué ubicación tan perfecta para una cena y en este calor actual la brisa del Mar Menor fue muy bienvenida. El branding del restaurante es precioso; colores del océano y el suelo de concreto está pintado de blanco lo que te da la ilusión de estar cenando en la playa. El menú es muy interesante y el carpaccio de ternera de entrada fue divino, la combinación de sabores complementándose entre sí. Luego tuve la lenguado en mantequilla que también estaba muy buena, acompañada de una ensalada interesante con frutas. Mi única queja fue que el personal podría haber sido más atento. Si estoy pagando ese tipo de dinero por una cena, no espero tener que servir mi propio vino.