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Reseña
★
Era la hora punta de la noche y la terraza tenía 2 o 3 mesas ocupadas, dentro no había nadie. Nos sentamos en la terraza para cenar. Dos personas atendiendo: un señor mayor y una chica. La chica dentro ocupada y el señor hablando con un cliente. A los 5 minutos aparece una camarera y atiende a la mesa al lado de la nuestra, nos mira, nos ve y se va. Pasan otros 5 minutos, y decidimos levantarnos e irnos. Desde dentro del restaurante, nos ven cómo lo hacemos tanto la chica como el señor mayor que están charlando ociosamente con alguien. Ni siquiera se inmutan ante nuestra decisión. Me parece una falta de respeto tremenda. Sin duda, no volveremos a LA CAÑA.