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Reseña
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¡Total desastre! Pedimos la hora a un camarógrafo muy amable que nos dijo el tiempo de espera y la mesa que estaría disponible pronto. Nos pareció aceptable y para hacer la espera más agradable pedimos unas cervezas. La verdad es que nos gustó el lugar porque lo que servían en las mesas parecía bueno. ¡Qué inocentes éramos! Pronto llegó la dueña del negocio y, ante la incomodidad de la camarera y el colega que nos sirvió las cervezas, comenzó a dar prioridad a las personas que llegaron después, pero a aquellos a quienes aparentemente conocía por sus saludos. Después de mucho tiempo de espera y más groserías por parte de la dueña, pagamos por nuestras cervezas, nos fuimos... Y gracias, porque...