3 /5
Reseña
★
★
★
Cena para ocho personas. El local tiene una decoración bonita y moderna. O eso creo, porque la luz brilla por su ausencia. Tan escasa que en algunas ocasiones encendí la linterna del móvil para ver el aspecto del plato con claridad. No entiendo cómo un sitio moderno puede tener ese fallo tan grande en la iluminación. Es como estar en una cueva. Moderna, pero una cueva. La atención de las camareras que nos atendieron fue bastante correcta. En alguna ocasión se olvidaron de algún plato o bebida, pero al recordárselo, reaccionaron enseguida. En cuanto a la comida, quizás nos equivocamos un poco en la elección: demasiada comida japonesa. Pero nos apetecía probar cosas distintas. Sinceramente, no me gustó demasiado, pero como digo, quizás fuera, en parte, culpa nuestra. Lo que sí me pareció es un poco caro. Poca cantidad y precio elevado. En cuanto a los postres, un poco de todo: los que pidieron el couland dicen que muy rico. Yo probé la tarta de queso: una crema bastante mazacote y difícil de terminar. Y yo pedí tiramisú. Suelo pedir este postre con bastante frecuencia. Y el de este restaurante es el peor (y con diferencia de todos los que he probado. Dos cosas que rayan el mal gusto. La primera: cobrar 1,5€ por cada ración de pan (3 trozos de un bocado cada trozo Entre las 8 raciones de pan (12€ sumarían aproximadamente la cantidad de una barra normal. Y otro abuso creo que es el agua: cobrar 2,5€ por una botella de agua del grifo, por muy filtrada que esté, no me parece de recibo. Me gustaría darle otro oportunidad para probar otros platos, pero me va a costar mucho hacerlo si no veo que ponen más bombillas.