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Reseña
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El lugar es pequeño y el personal es muy joven y algo despistado; sólo había un camarero para las dos plantas. El crepe de dulce de leche nos decepcionó, y probamos dos gofres: uno de Ferrero Rocher y otro de Kinder. No estaban mal, pero el servicio no fue el mejor: nos trajeron los cafés y después, un rato más tarde, los gofres. No está muy bien organizado, lo cual es una pena. Además, hay que pagar en la planta baja y no había ningún tipo de control. Espero que mejoren en ese aspecto, porque tener un lugar así en el pueblo está bien, pero deben organizarse mejor. También es necesario estar atentos al ticket, ya que a veces no saben a qué mesa corresponde, y en ocasiones un cliente dice que...