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Reseña
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Concepto de tapas pero con un toque moderno. Local pequeño en el que es obligatorio reservar. Empezamos con la mini coca de sardina (genial para empezar, muy bien sazonada), los mejillones con romesco (bien), las bravas (buenas, ración bastante grande). Seguimos con las croquetas de chipirones (bastante buenas) y el bocata de calamares (buena combinación con el pan de brioche) El servicio fue bastante bueno aunque nos quedamos sin probar los postres por estar muy llenos. Sin duda lo recomendaría. Sin los postres y con bebidas nos gastamos unos 25 € por persona.