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Reseña
★
Acabo de ir a almorzar con mi familia para celebrar el cumpleaños de papá. La comida estuvo bien y el camarero encantador. Pero después de una hora en el lugar, y de haber gastado una buena cantidad de dinero, tan pronto como se sirvieron los postres, la dueña (o creemos que es la dueña o gerente) se acercó a la mesa para pedirnos que tomáramos los cafés afuera, en el bar. Aceptamos, ya que entendíamos que tal vez tenía otros clientes esperando... pero aún así... Literalmente un minuto después de servir el postre y venir a hablarnos, regresó, vio que todavía estábamos sentados (obviamente) y comenzó a decir palabrotas (podríamos traducirlas como m****, y otras encantadoras palabras). Simplem...