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Reseña
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Desde que fuimos el año pasado, cada vez que subimos a Cantabria es una visita obligada, este verano tres veces. El entorno precioso, comer en la terraza es una pasada, el interior es grande y con mucho espacio entre mesas. La comida es excepcional... las alcachofas, arroz negro, merluza, el rabo de vaca, el solomillo... todo... y luego están los postres, mi preferido la torrija, BRUTAL!!!. Un capítulo a parte es el trato de todo el personal, destacando a Ismael, un tinerfeño que desde el primer día nos ha hecho sentir como si comiéramos en nuestra casa. Las dos horas que estamos allí la felicidad es absoluta, deseando volver!!!