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Reseña
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Nos encanta este restaurante y siempre lo visitamos cuando vamos a Mallorca cada año. Dirigido por la políglota Patricia y su esposo chef, Emilio, este restaurante ofrece auténtica cocina mallorquina. Un bien escaso en estos días cuando la mayoría de la gente pide pizzas congeladas y papas fritas. Ubicado en una antigua villa con una decoración encantadora y una zona de comer al aire libre rodeada de árboles y flores, este es un entorno idílico para disfrutar de buena comida. El servicio es impecable, amigable y encantador. Definitivamente vale la pena visitarlo.