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Reseña
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Miguelito y jabuguito son los dos sacramentos que bendicen este local, un clásico de Valladolid. Sin menospreciar por ello las pulguitas de jamón, que se comen sin sentir, la tosta de morcilla matachana o las tablas de quesos o ibéricos. Un servicio rápido (aunque a veces el éxito colapsa la barra) y correcto, amable incluso cuando les da tiempo a ello redondea un local cuya única pega es que va un poco justo de espacio.