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Reseña
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Fuimos un grupo de aproximadamente 15 adultos y 15 niños, y la experiencia no podría haber sido mejor. Ubicado en plena naturaleza, en lo alto de la montaña, se trata de un caserío con mucho espacio para estacionar y zona de columpios. En el menú, además de los platos típicos de sidrería, encontramos diferentes entrantes, pescados y carnes. Y, por supuesto, las kupelas con sidra. Todo lo que probamos estaba delicioso, aunque las raciones eran un poco pequeñas, pero supongo que es difícil calcular para tantas personas. Para los niños sirvieron croquetas, pechuga con papas y helado de postre. Es un lugar perfecto para ir con los niños, ya que al estar en una zona apartada, pueden jugar sin pel...