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Reseña
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Paramos ahí para merendar, el trato del dueño fue excelente y el ambiente muy acogedor. Pero lo que me sorprendió y me encantó mucho fue la maravillosa idea de regalar lápices de colores y carpetas a los niños que llegan allí con sus padres, para entretenerlos, y luego colgar sus dibujos para que sean elogiados como obras de arte, lo cual por supuesto encanta a los niños. Y allí está, toda una pared llena de un hermoso mural de dibujos, en el que pasé admirando un buen rato.