Terraza Atalaya

Este restaurante se encuentra en el piso 14 de un hotel recientemente construido que aspira a ser el mejor en Buenaventura y ciertamente cobra como si fuera el mejor de la ciudad. En justicia, probablemente lo sea, pero no tiene que hacer mucho para merecer ese título. El restaurante cuenta con un pequeño bar junto a la piscina y es al aire libre, con algunas ventanas que pueden cerrarse en un lado contra el viento y la lluvia. Ofrece buenas vistas de la ciudad y más allá, sobre la desembocadura del río y el puerto de trabajo en el lado de tierra. El personal está muy dispuesto a complacer, son cálidos, amigables y serviciales. Lo que está claro es que están mal liderados y la gestión no es un concepto bien entendido en este restaurante. El menú es una mezcla de comida colombiana y asiática, ya que les gusta utilizar su plancha tepanyaki y también ofrecen sushi. El menú en oferta carecía de más de cuatro platos diferentes la noche que estoy escribiendo y eran los mismos cuatro que faltaban del día anterior, lo que sugiere que no tienen mucha capacidad de planificación en el área de aprovisionamiento. A eso se agrega una selección limitada de cervezas en la carta de bebidas. He estado viniendo aquí desde hace más de un año y finalmente han comenzado a cocinar en el mismo piso en lugar de 14 pisos más abajo, por lo que la comida está más caliente de lo que era anteriormente. Teniendo en cuenta que se supone que es el mejor restaurante de Buenaventura y que cobran precios que harían torcer el gesto a un bogotano, no entiendo por qué no pueden ofrecer una ensalada de pollo cuando pueden ofrecer pollo a la plancha con ensalada. La velocidad con la que llega la comida solo puede describirse como tectónica, lo cual es muy vergonzoso para el personal de espera que claramente se siente incómodo con esta situación. Parece no haber planificación ni organización en la cocina cuando se tarda más de una hora en preparar pollo con papas, siendo que en cualquier otro lugar del país se hace en 15 minutos. Una hora más tarde, aparece un plato tibio. Esta es la misma cocina que proporcionó sopa fría y salmón seco y salado, todo por precios premium. Devolver la comida no es realmente una opción cuando se ha perdido tanto tiempo. He estado visitando este lugar por algún tiempo y cabe destacar que el hombre que parece ser el chef principal prefiere visitar el bar para conversar con la gerencia en lugar de con los clientes. Realmente necesita pasar más tiempo en la cocina asegurándose de que lo que sale de su cocina valga los precios premium que cobran y concentrarse en lo básico en lugar de en un bar de tepanyaki. Discutir esto con la dama que parecía ser la gerente principal del piso cuando no estaba enviando mensajes de texto en su celular no obtuvo ninguna respuesta ni disculpa. Exactamente el tipo de respuesta de una entidad complaciente que no siente la necesidad de esforzarse demasiado. También debes tener en cuenta que hay fútbol continuo en la televisión y que el esquema de iluminación está más adecuado para un club nocturno oscuro y una discoteca que para lo que pretende ser un restaurante sofisticado e internacional. Hasta que aborden su arrogancia fundamental en la cocina, es poco probable que esto cambie y siento sinceramente lástima por los pobres camareros y camareras que se ven obligados a disculparse en nombre del chef principal y la gerencia, que son la única característica redentora.

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Parte del Hotel Cosmo. La seguridad es excelente, la comida es buena (no es comida regional típica, aunque me gusta la comida regional) y el servicio es muy amigable. Las vistas son geniales, tienes dos: una para el astillero (si te gustan los contenedores) y la otra para la ciudad. La ciudad se ve mucho mejor de noche.

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