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Reseña
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Sin palabras. Un descubrimiento asombroso. La calidad de la materia prima, espectacular. Pedimos un tomate de barrika que se deshacía en boca, las setas con huevo y foie, bestiales. Las gambas blancas de huelva, perfectas y en su punto. Y un lenguado de 1.2kgs que era ‘pura mantequilla’. Si esto lo concluyes con una torrija con helado de palmera de chocolate orgásmica, el ritual gastronómico puede catalogarse de imperial. Agradecer a Iñigo y al servicio las recomendaciones de maridaje. Un acierto. Un sitio para repetir y probar, que seguro no nos cansamos.