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Reseña
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La comida no está mal, aunque un poco cara para lo que ofrecen (25€ menú) y el local no resulta muy acogedor ya que es enorme y suele estar casi vacío. Sin embargo, si buscas vivir una experiencia diferente y conocer especímenes y situaciones surrealistas, este es tu lugar. Había tres camareros para 4 comensales, y si le pides pan a uno de ellos, se olvida a dónde iba. El segundo camarero era un poco más eficaz, aunque tampoco era una maravilla. Lo mejor llegó con los postres, con una sorpresa inesperada. Durante el café, te preguntan si prefieres azúcar o sacarina y retiran la opción descartada, dejando a los comensales atónitos. Luego, amablemente te preguntan cómo vas a pagar, aún con la...