4 /5
Valoración media
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Uno de los grandes descubrimientos gastronómicos de Reus. La verdad es que me habían hablado varias personas de este sitio y no me defraudó. La decoración se nota que está hecha a consciencia, salvando un poco la falta de luz del local (sin ventanas) han aprovechado un espacio diáfano para darle un toque elegante y sobrio combinando metalizados con la calidez de la madera, pensado mucho para citas en pareja, ya que solo tienen una mesa pensada para grupos y el local no es muy grande, cosa que da una sensación de proximidad muy importante, eso, unido a que muchos platos los terminan de hacer en una vitrocerámica que tienes a la vista con una campana enorme. Fuimos a comer un grupo de 8 amigos, al principio dudamos entre hacer el menú de 38 € o elegir varios platos de la carta. Finalmente decidimos hacer carta, elegimos el ritual del pan (genial para no quedarte con hambre), el arroz, que no recuerdo exactamente cual era, pero que nos sirvieron en una copa (podéis ver en la foto) y estaba de muerte , los tartars eran espectaculares también... sinceramente, todo estaba riquísimo y terminamos tan llenos que no nos atrevimos con el postre. En total la cuenta fue de 26 €/pax, imagino que si hubiesemos pedido postre se hubiese ido a los 31 o 32 €. Positivo: De los sitios que relación calidad/precio se come mejor. Todo estaba muy bueno, no tengo pegas de nada en este sentido. El personal muy amable y te explican los platos perfectamente. Negativo: Espacio interior, igual sin el ritual del pan nos hubiésemos quedado menos llenos . Si tienes alguna intolerancia has de avisar al hacer la reserva. Repetiré sin duda