1 /5
Valoración media
★
Fuimos con una amiga, quién realizó la reserva. Eramos 3, nos metieron en el primer piso, en una mesa que era para dos y uno de nosotros toda la cena de cara a la pared, no cabiamos ni para mover la silla. Para poder salir del rincón el castigado se tenía que levantar. El camarero muy mal educado. Estaba luchando para poder colocar la chaqueta y ya me endosó dos tablas de madera con la carta, recomendaciones y otra de vinos, tuve que hacer malabarismos. Cuando aún no me había podido casi mirar la carta ya nos pedía que queríamos y al decirle que sin no lo sabíamos nos miro con mala cara. Que estrés, por Dios, ni que necesitara que acabasemos pronto para colocar a otra gente. Por casualidades de la biblia, no teníamos mucha hambre y pedimos ensaladas y carpacio. Cuando se lo dijimos nos preguntó solo esto? de una manera igualmente estúpidamente y así toda la noche. Personalmente aguantamos allí por respeto a nuestra amiga, que ya dijo que no volvía nunca más. Una pena porque es verdad que el local es bonito y parecía que la atención en el piso de abajo era totalmente diferente y la comida estaba bien. Comentándolo con un amigo que suele ir a comer enseguida nos ha preguntado si estábamos en el primer piso y no ha confirmado que le paso igual. En cambio abajo todo lo contrario. Una pena porque ese trato espanta a los clientes.