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Reseña
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Hacía mucho tiempo que no encontraba un servicio tan agradable como en este restaurante al que hemos entrado por casualidad. Las camareras son amables, eficientes y muy simpáticas. Auténticas profesionales, lo que supone una verdadera sorpresa en la actual restauración. La música también resulta acogedora, no es estridente y permite la conversación. Parece ser que también tienen raciones, aunque no hemos comido nada, por lo que no puedo opinar en ese aspecto. Los precios de las bebidas, normales para el barrio de Chamberí. Por poner alguna pega, los aperitivos podrían mejorar. Pero, repito, gente muy agradable y profesional.