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Reseña
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Fui un sábado a cenar, el restaurante estaba llenísimo y había cola para sentarse y pedir. El servicio estaba desbordado, con muchos jóvenes intentando conseguir mesa; parecía el juego de las sillas. Se quedó una mesa libre en la terraza para 4 personas y me sentaron a mí solo, los jóvenes me miraban mal e incluso me dijeron que ellos iban primero, pero eran grupos más grandes y no cumplían las medidas de distancia y aforo. Afortunadamente, la camarera vino y puso orden, les explicó que no podían mover las sillas y mesas. No me dieron una carta física para elegir plato, me dijeron que escaneara el código QR para verlo en mi móvil, pero no tenía uno. Le pedí a la camarera que me leyera solo l...